¿Qué tiene que decir Mujica a la diplomacia de nuestra América?
El líder uruguayo Pepe Mujica lleva un poco más de un mes de su partida y el mundo lo necesita más que nunca. La muerte de Pepe Mujica fue todo menos una sorpresa, ya se había despedido de este mundo y de sus amigos más cercanos. Mientras su mente y espíritu seguían lucidos, su cuerpo no quería continuar más. Su cuerpo se fue, pero sus ideas permanecen, como la de otros muchos hombres.
¿Qué tiene que decir Mujica a la diplomacia de nuestros días? ¿Qué debería aprender la diplomacia de Pepe Mujica? Mucho de largo y ancho. Luego de escuchar el capítulo del podcast “Aquí estoy y aquí me quedo” de Ernesto Samper y su nieta Candelaria Samper, quienes para esta oportunidad tuvieron como invitados a Mujica y su esposa Lucia, quisiera plasmar varias lecciones del mencionado podcast.
El sueño de la integración de nuestra América
En su conversación, Mujica menciona como un primer aspecto: la necesidad de la integración de la región. La integración ha sido el sueño de mucho lideres latinoamericanos, intelectuales y pensadores, un proyecto inconcluso “tan vieja como nuestra América”, en palabras de Mujica. Para Mujica, “debemos desarrollarnos económicamente para integrarnos”. La integración implica, en primera medida, el desarrollo económico de los países latinoamericanos. Sin embargo, nuestra América comercia más con el mundo que entre ella misma.
El comercio intrarregional entre los países latinoamericanos sigue siendo muy poco. Mujica menciona una cifra entre el 10% y el 12%, es decir, nuestros países comercian entre ellos mimos por debajo del 20% de todo el comercio total de la región, Mujica acierta si lo comparamos con el siguiente gráfico.
Imagen 1.
Fuente: https://www.imf.org/es/Blogs/Articles/2023/11/16/how-latin-america-can-use-trade-to-boost-growth
La adecuación aduanera, la convalidación de títulos universitarios entre países de la región y una infraestructura eléctrica regional, son algunos de los factores de integración planteados por Mujica sobre los cuales la región debería avanzar. La integración no se hace solo desde la teoría, sino desde lo pequeño. Una diplomacia de lo concreto.
Meterle gente a la integración: Lo que no tiene pueblo atrás, no se da.
Recogiendo las impresiones de Pepe y Lucia, la integración no puede ser una hechura manejada por diplomáticos emplumados; esta debe estar “bañada de pueblo”, en palabras de Lucia. Remata Pepe diciendo: “Lo que no tiene pueblo atrás, no se da”.
La diplomacia debe entonces dejar de mirar tanto afuera y galopar hacia adentro. Los diplomáticos deben enamorarse de su país y las regiones, deben recorrer su país de sur a norte, conocerlo, vivirlo y sentirlo.
Colombia viene haciendo algunos esfuerzos en este sentido con la implementación de su política de diplomacia subnacional. Una iniciativa maravillosa, la cual celebro. Esta es una estrategia que debe ser profundizada y tener un rol prioritario en la formación del personal diplomático. No puedes representar ni defender los intereses de aquello que no conoces. ¿Por qué la formación diplomática del país no tiene misiones de campo en su currículo de formación? Bienvenida la diversidad, lo popular y las misiones de campo en la formación de los profesionales que quieren ingresar a la carrera diplomática y consular colombiana.
Utilizar las instituciones ya creadas.
Para Mujica es necesario dar uso a los organismos regionales ya creados (UNASUR, CELAC), en lugar de crear instituciones nuevas para no ser usadas, demos arrancar con lo que ya tenemos y cumplir la palabra empeñada. Esto es lo que podríamos llamar una diplomacia de cumplimiento.
Esta reflexión me parece clave. Es una invitación clara a construir sobre lo construido. No se necesitan más órganos, más normas regionales; de lo que se trata es de una verdadera voluntad política para materializar lo pactado. Afirmar que el desarrollo de los Estados latinoamericanos pasa por cumplir lo que ya está. Arrancar y cumplir lo que tenemos es un primer paso.
Algunas reflexiones finales
Me sorprendió notablemente la señora Lucia, su brillante comunicación y lucidez desbordante. Su alusión a la defensa de la lucha por los derechos de la mujer fue magistral. Rescato una de sus frases: “La democracia empieza por la escucha”. La naturaleza nos dio dos orejas y solo una boca. Quizás debemos aprender a escuchar más de lo que hablamos. Finalmente, la alusión de saber “llegar a cada público, no con un esquema, sino entendiendo el lenguaje de esa mujer”, una mujer que representa un pueblo, unos hijos, una cultura. Fue magistral.
En conclusión, las anotaciones mencionadas por Pepe Mujica y su esposa Lucia, nos invitan a defender una diplomacia de lo concreto, una diplomacia de los pueblos y una diplomacia de cumplimiento. Quizás estas pueda ser principios bases para una ruta que nos permita alcanzar la esperada e inconclusa integración de nuestra América.

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